BUENOS AIRES.- La Conferencia Episcopal Argentina rechazó ayer que haya habido connivencia entre la Iglesia y la dictadura militar, y expresó su compromiso de "revisar" los archivos eclesiásticos para avanzar en el conocimiento de la "verdad dolorosa" de esa época marcada por la tortura, el robo de bebés y la desaparición de personas a causa del terrorismo de Estado.
Los obispos reiteraron su pedido de perdón ante la acción u omisión de la Iglesia durante la década del 70, período en el que, reconocieron, "hemos discriminado a muchos de nuestros hermanos, sin comprometernos suficientemente en la defensa de sus derechos".
"Es totalmente alejado de la verdad que haya habido una suerte de connivencia de lo que hicieron los obispos involucrados en ese momento", aseveraron citando declaraciones recientes del presidente del Episcopado, monseñor José María Arancedo. El párrafo fue en respuesta a afirmaciones en ese sentido del dictador Jorge Rafael Videla, preso por delitos de lesa humanidad, a quien los obispos definen en el texto como "el ex presidente de facto".
Sin alusión al 8N
El Episcopado exhortó, más de 30 años después, a quienes tengan datos sobre "el paradero de niños robados o conozcan lugares de sepultura clandestina, se reconozcan moralmente obligados a acudir a las autoridades pertinentes". La carta al pueblo de Dios fue difundida en el marco de la 104° Asamblea Plenaria del Episcopado, que desde el lunes sesionó en la casa de retiros el Cenáculo-La Montonera, de Pilar, y concluyó sin un pronunciamiento sobre la realidad del país y la masiva protesta nacional del 8N en contra de la gestión de la presidenta, Cristina Fernández.
Los obispos argentinos dijeron en la misiva querer ser "servidores de la reconciliación" de los argentinos, pero advirtieron que ésta "no es borrón y cuenta nueva y menos impunidad".
"Es necesario: el empeño en la búsqueda de la verdad, el reconocimiento de cuanto sea deplorable, el arrepentimiento de quienes sean culpables, y la reparación en justicia de los daños causados. También debemos reconocer que el perdón y la reconciliación son dones de un Dios, que nos hace hermanos", subrayaron.
"Hemos colaborado con la justicia, cuando se nos solicitó información, de la cual podíamos disponer", dijeron, y aseguraron "no poder ni querer eludir la responsabilidad de avanzar en el conocimiento de esa verdad dolorosa y comprometedora para todos".
"Nos sentimos comprometidos a promover un estudio más completo de esos acontecimientos, a fin de seguir buscando la verdad, en la certeza de que ella nos hará libres. Por ello nos estamos abocando a revisar todos los antecedentes a nuestro alcance", subrayaron al plantear la posibilidad de abrir a investigadores los archivos de esa época oscura del país.
Los obispos expresaron: "nos queda la preocupación por completar un estudio demorado pero necesario"; y sostuvieron que quieren estar "cerca de cuantos sufren todavía por hechos no esclarecidos ni reparados". "Cuando la justicia es demasiado largamente esperada, deja de ser justicia, y agrega dolor y escepticismo".
"Sabemos que en miles de familias hay heridas abiertas y angustiosas, por lo acontecido después del secuestro, detención o desaparición de un ser querido. Compartimos el dolor de todos ellos y reiteramos el pedido de perdón a quienes hayamos defraudado o no acompañado como debimos", continuaron.
Único sentenciado
Hasta el momento, el único miembro de la Iglesia que fue sentenciado por violaciones a los derechos humanos fue el ex capellán de la policía bonaerense, Christian Von Wernich. En octubre de 2007, el Tribunal Oral Federal 1 de La Plata condenó a reclusión perpetua "en el marco del genocidio" al ex capellán de la Policía bonaerense por siete crímenes, privaciones ilegales de la libertad y torturas. (DyN-Télam)